Consumer Truth

Consumer Truth llevó su Workshop Insights Workout a Arequipa. A continuación fotos del evento y un artículo escrito por David Velarde (Lifeketing) sobre el Workshop:

El pasado jueves 3 de noviembre estuve en el #InsightsWorkout, workshop organizado por Stratega Consultoría y Consumer Truth, el cual fue dirigido por Cristina Quiñones. Debo agradecer la invitación a participar y poder hablar del evento en este espacio, pero sobre todo agradezco lo que me llevo: Una metodología clara para acercar marcas a la gente que se traduzca en acciones, en identidad, en acciones de branding y marketing; y por último, agradecer porque es un paso más hacia el rumbo profesional que quiero tomar de ahora en adelante.

He tenido un debate interno a la hora de escribir este post, pues podría haberlo escrito desde varios enfoques, tomando varias perspectivas en función de lo recibido. Al final, voy a tomar la estructura del taller como eje transversal y voy a contarles lo que se me dio y lo que provocó. Esto porque, cuando recibimos algo (entrenamiento, conocimientos, experiencia, entre otros) este input genera algo dentro nuestro (Transformación, iluminación, ideas o similares) y produce algo nuevo (visión, herramientas, resultados, etc.). Voy a hablar de lo brindado, de la experiencia de marca (porque Cristina por sí sola es una marca), y de lo que recogí, de cómo me ayudó y de lo que pienso utilizar y cómo pienso utilizarlo.

El inicio: Calentando y saliendo de la zona de confort. 

Cristina tiene un don: Conectar con la gente y hacer que la gente conecte entre sí y consigo misma. No permite que la gente quede dentro de su zona de comodidad, sino que la hace salir. Inicia sus conferencias y talleres con música. Hace que la gente baile, se presente, sueñe y se descubra (¿Cuál es tu superpoder? es la pregunta que parte por la mitad a cada asistente, buscando valor sobrenatural dentro de cada uno en un mundo que valora el estándar). Como dice ella: “Me encanta la desnudez”: La desnudez del alma, la desnudez del corazón, sin prejuicios, sin respuestas políticamente correctas (no puedes buscar ser políticamente correcto cuando la persona que representa la autoridad en la sala dice carajo cada 30 segundos). Te rompe, te hace salir de la impostación, te obliga a pensar sin miedo al qué dirán, sin miedo a que tu idea sea equivocada. Y eso es bueno. No solo es bueno, es necesario. En un mundo de caretas, en un ambiente profesional dominado por el ego y la posición, necesitamos ser nosotros mismos, necesitamos ser más humanos. Para ser mejores y para conectar con otros seres humanos. No puedes conectar con tus consumidores si no tienes la capacidad de sentir como ellos, estar en su piel. Para eso debes bajar al llano. Lo primero que debes hacer es dejar de impostar y escupir las ideas. Solo puedes hacer eso cuando estás libre de juicio y de prejuicio. Y Cristina lo logra bastante bien y bastante rápido. Cristina no pide opiniones. Asume que todos tenemos una opinión. En lugar de preguntar ¿alguien tiene alguna idea? te dice directamente: “David, dame un ejemplo” o “David, ¿cuál es el insight?”. Sin darte cuenta, te empodera y te responsabiliza de tener voz, de tener una opinión. Te pone en la situación en la que tú puedes estar a la par de la facilitadora y dar grandes ideas. No se trata de tu creatividad o tu preparación. Se trata de tu capacidad de observación y empatía. Lo que Cristina te da es poder. Poder hacer. Saber que puedes. Y te orienta en la capacidad de hacerlo, con una metodología y con ideología. Porque este taller se trata de esto: De inyectarte una visión. Más allá de conocimiento, es el poder ver más allá de lo evidente: Poder conectar con el consumidor de una manera real, de una manera que salga de lo que le importa a la empresa y vaya más por lo que le importa al consumidor.

Perfilar y conocer al consumidor.

¿Conocemos el rostro de nuestro consumidor? Tenemos datos generales (si es que los tenemos) y datos relacionados con su comportamiento de compra, pero para comprender realmente al consumidor, necesitamos saber quién es. Y no puedes saber quién es simplemente observándolo cuando compra, ni puedes etiquetarlo por cuánto gana o dónde vive o trabaja. Necesitas comprender su estilo de vida, saber qué hace los fines de semana, qué hace que su corazón se mueva, cuáles son sus valores y sus ideas, qué es lo que defiende y qué lo hace sentir bien o mal. En resumen, como en cualquier relación, si quieres fidelidad, necesitas ganarte el corazón. De esto se trata: De conocer el corazón del consumidor y poder conectar con él no solo con comunicación acorde, sino con acciones que sean realmente significativas para este.

Transformar datos en insights

La mejor manera de conocer al consumidor es partir de datos que ya conoces, pero profundizar hasta llegar a la verdad detrás del dato: No dejar de preguntar por qué hasta llegar al inicio, a la verdadera motivación (que no suele ser evidente) por la cual la gente actúa o compra de determinada manera.

Encontrar el territorio donde nos encontramos con el cliente

Por años los negocios se han definido alrededor de sus atributos, en lugar de alrededor de sus beneficios. “Hacemos cámaras y rollos fotográficos”, “Alquilamos películas para que las lleves a tu casa”, “vendemos relojes mecánicos”. Estas definiciones han encadenado a marcas a ideas que estaban en su momento junto al cliente, pero no por emociones o valores asociados, sino por sus atributos; atributos que en un momento de la historia el consumidor necesitó, pero que en otro momento descartó, por ya no acomodarse a su modo de vida, a sus necesidades, deseos, emociones y visión. Es importante que cada marca entienda cuál es su idea de negocio en relación a lo que la gente necesita en ese momento, y pueda, posteriormente, modificar su modelo de negocio para seguir cumpliendo con el mismo significado para la gente. Llevando mis ejemplos a la práctica, Kodak tenía el potencial para convertirse en lo que ahora es Instagram, pero no supo identificar que la idea de negocio, el territorio de la marca no estaba en cámaras o accesorios, sino en capturar y compartir los recuerdos de la gente: En detener el tiempo y compartir momentos especiales. Si Kodak hubiera definido que estaban en el negocio de los recuerdos y no en el negocio de las cámaras, habrían modificado su modelo de negocio, se habrían reinventado y hoy seguirían siendo una marca que significa algo.

Las marcas deben significar algo, no solo vender algo. Mañana podemos vender algo distinto, pero seguir significando lo mismo. Blockbuster pudo convertirse en lo que ahora es Netflix, pero no comprendieron que el negocio no estaba en el alquiler, sino en la experiencia. En llenar de emociones a las personas, en traer historias que apasionen, emocionen  y despierten el corazón.

Cuando las marcas suizas se rehusaron a cambiar su tecnología, estuvieron a punto de desaparecer. Hoy marcas como Rolex entienden que no están en el negocio de la medición del tiempo, sino en el negocio del status, el poder y el control que la persona siente al tener uno de sus relojes. Relojes que además siguen vigentes a través del tiempo (Timeless Luxury Watches). Si no conectas con lo que siente la gente, tu marca no significa nada.

Necesitamos marcas que signifiquen algo para quienes las consumen. La tarea que tenemos es que más gente crea en la “desnudez”, en llegar a conocer tan intimamente a sus consumidores que puedan ver tal cual son. Ese es nuestro reto como profesionales.

Repensando la idea estratégica

Una vez que la idea de negocio depende de nuestros consumidores, podemos modificar nuestro modelo de negocio, enfocado en ellos. La magia de lo aprendido, la magia de Consumer Truth y de Cristina no está en los insights. Está en lo que se hace con los insights. Tienes una verdad proveniente del corazón de tu consumidor. Este conocimiento debe servir para modificar la propuesta de valor, para hacer algo que no le guste a la marca más que al consumidor. Si quieres hacer una marca con una experiencia relevante: Start with why:

Cerrando la idea y haciendo magia

Todo este trabajo debe concluir en un planteamiento que fortalezca la marca. Este planteamiento debe incluir la utilidad de la marca para la gente, para el mundo, la experiencia, lo que quiere transmitirse cuando se entra en contacto con ella, el propósito y un manifiesto.

Las marcas deben tener personalidad. Detrás de ellas hay personas que interactúan con personas. Estan hechas para servir y mejorar la vida de la gente.

Para terminar, estamos en el negocio de mejorarlo todo. No estamos en el negocio de las ventas, ni en el negocio de la creatividad. Nuestra creatividad y nuestra eficiencia solo deben responder a un objetivo general: Darse por completo a la gente, para hacer mejores marcas que mejoren la vida de las personas.

Mi propósito. 

El mundo ha cambiado y nosotros debemos cambiar. Nuestras marcas deben acompañarnos en el viaje y no ser las mismas que eran hace 5 o 10 años. Yo quiero construir marcas más humanas, con experiencias más útiles y gratificantes para la gente. Este taller me ha ayudado a comprender, una vez más, una frase cuyo autor no recuerdo, pero que suena con mayor relevancia cada vez:

“No pidas lo que el mundo necesita.Pide lo que te hace vivir y hazlo. Por que el mundo necesita gente que haya vivido”

Un agradecimiento especial a Hugo Paz y a Stratega, que hicieron posible tener este taller en Arequipa. Creo que van a seguir creciendo y consolidando una marca más fuerte, al servicio de la gente.

También y por encima de todo un agradecimiento a Cristina Quiñones y al equipo de Consumer Truth como coorganizadores del evento, por la invitación a participar del taller y por el gusto de poder participar en algunos proyectos de la compañía y aprender en la práctica.

Fuente: Lifeting #InsightsWorkout: Insights y estrategia con Cristina Quiñones