“Es en el juego y sólo en el juego que el niño o el adulto
como individuos son capaces de ser creativos y de usar
el total de su personalidad, y sólo al ser creativo
el individuo se descubre a sí mismo”.
Donald Woods Winnicott
Cuando pensamos en diversión por lo general imaginamos situaciones en las que nos reunimos con amigos y acudimos a lugares como malls, discotecas, bares, o parques de diversiones, y hasta el cine o el teatro. Pero, entre tantos lugares por visitar hay uno que por lo general tiende a llamar nuestra atención por su ostentosidad y cantidad de luces. Un lugar que la mayoría de nosotros, y exceptuando algunos, no nos atrevemos a visitar; el casino. Y es entonces cuando nos preguntamos, ¿Es el casino un lugar donde la diversión vale más que el dinero?
En Consumer Truth creemos que es momento de empezar a ver más allá del concepto negativo del “casino” que tenemos por estigma social, y aventurarnos a ver más allá de la supuesta ludopatía, descubriendo los insights que estarían detrás del juego y el casino.
En un mundo donde no hay espacio para emocionarse, los despeinados y arriesgados somos los nuevos descubridores
Vivimos en una sociedad que parece haber olvidado lo que es la espontaneidad, esa sensación de suspenso en nuestras vidas al no saber que nos espera a la vuelta de cada esquina. Creemos saberlo todo, conocer cuáles son las formas y haber trazado todos los caminos hacia donde queremos ir. Incluyo, creemos conocer como divertirnos y como no; pero ¿Quiénes somos nosotros para juzgar la forma correcta de emocionarse?
Este post va dirigido a aquellos aventureros que no temen a lo desconocido, a aquellos que creen que vivir una vida arriesgándose a emocionarse y sentir es mucho más divertida que vivir con la corbata ajustándonos el cuello a cada paso que damos. Así que, es momento de adentrarnos y redescubrir un mundo que más que juego, nos ofrece la ilusión de volver a sentir.
Más que económica o racional, la barrera frente al casino es mental
Puedo decir que nos encontramos en una sociedad que en su mistura ha adoptado diversas creencias y costumbres que vienen de antaño, y en muchos casos del interior del país. Es así como hemos desarrollado una “cultura la suerte” y una “cultura de la diversión”, ambas en muchos casos ligadas y en otros con una distancia bastante marcada.
Cuando mencionamos la palabra “diversión”, es probable que en lo último que pienses sea en casino, pero ¿por qué?, ¿hay realmente algo de malo con el casino, o todo está dentro de nosotros?
En nuestra experiencia como insighters hemos podido observar que el problema residiría en que existe un fuerte estigma social ligado a que el casino es un centro donde se va a perder dinero y que puede convertirse en un vicio. Es decir, no existe un concepto de diversión, sino, en cambio uno de perdición.
Los motivos podrían ser varios, desde el hecho de jugar con dinero y perderlo todo (juego caro), el desconocimiento y hasta la religión, ya que podría considerarse como ambición y esto estaría visto con malos ojos. En otras palabras, vivimos en una sociedad que condena al casino y le atribuye ser un centro donde coexisten personas viciosas y males que giran en torno al juego con dinero.
Estamos a una puerta de cruzar realidades, pasamos de la apagada realidad, a un mundo donde emocionarse es posible
Vivimos en una sociedad tan resultadista que las personas, más que medirse por lo que han experimentado o por lo que sienten, se miden por lo que han logrado y por lo que tienen en bienes materiales. Y es por eso, que puedo dar fe que en el día a día a veces nos olvidamos de sentir y solo nos dedicamos a coleccionar estrés mientras esperamos el ansiado fin de semana para poder “deshacernos” del mismo. Sin embargo, la vida es más que eso, pues nos hemos malacostumbrado y dejado oprimir por la rutina, la cual es tan cuadriculada que nos impide tener libertad para expresar lo que realmente deseamos.
Como testimonio personal puedo dar fe que el interior del casino es un mundo que pareciera separado del exterior por algo más que una puerta. Desde el momento en que se ingresa es posible percibir el ambiente que envuelve al mismo y ver que no todo era como lo pintaban. He podido descubrir que dentro de la sala de juegos coexisten una cantidad gigante de estímulos y emociones, empezando por los comensales y terminando por los jugadores. Y es entonces cuando me preguntaba, ¿realmente las personas, más que a jugar, vienen a sentir?
La respuesta la obtuve al observar y dar rienda suelta a mi curiosidad. Pude observar personas que no solo se dedicaban a jugar, sino que charlaban, reían y bromeaban, era como un plano donde las preocupaciones no existían. Entonces pude darme cuenta de que las personas más que jugar, iban a pasar el rato, reírse un rato con sus amigos e incluso a comer, siendo el juego el plato de fondo y quedando rezagado a ser solo el concepto por el que las personas que nunca han acudido a un casino suelen conocerlo. Por ende, concluí que en el casino si se juega, pero, es otro tipo de juego. Uno que en el día a día ha quedado olvidado; se juega a sentir, a experimentar y a reavivarse a uno mismo.
Un caso que siempre me pareció bastante inspirador fue el de PlayStation con su publicidad “Vive en Estado Play”, la cual nos invita a nunca olvidar que cualquier momento es oportuno para atrevernos a jugar, y que en si la vida es un juego.
En muchos casos creemos que ser adulto significa ver todo con ojos de seriedad y olvidamos como divertirnos o en el peor de los casos creemos que sabemos cómo hacerlo, sin embargo, ese sería el mensaje a rescatar, que cualquier momento sería bueno para ser uno mismo y que en esta vida a veces hay niños que juegan como adultos y adultos que juegan a ser niños.
PlayStation: Vive en Estado Play
“Entonces pude darme cuenta de que las personas más que jugar, iban a pasar el rato, reírse un rato con sus amigos e incluso a comer”.
#Cuestiónatelo: Hemos pasado de ganar dinero, a ganar emociones
A veces la respuesta está en cuestionar. No todo es como nos lo dicen; a veces, hay que experimentar para conocer el valor real de las cosas. Y es justo eso lo que nos lleva a revalorar el concepto de casino, hacer que cambie de un lugar donde la gente va a ganar dinero a uno donde en realidad van a buscar aventuras y emociones. Y es que, podemos decir que frente a la rutina del día a día el casino se habría vuelto la fuente se ilusión de muchas personas, que más que jugar irían para apostar una vez más por lo que realmente desean.
Entonces, ¿El casino sería un gatillador de ilusión? Frente a la realidad que creemos conocer, podemos decir que en efecto lo sería, pues nos devolvería la ilusión de ganar, y no hablamos de dinero, pues la ilusión estaría en sentirse protagonista y sobre todo en ver hasta dónde podemos llegar. En vencer los paradigmas que sin darnos cuenta dejamos que nos limiten y que con el tiempo acabamos por aceptar como parte de nuestra vida.
Así pues, esta no es precisamente una invitación a ir al casino, sino más bien, un reto para que nos atrevamos a ser los protagonistas de nuestras propias vidas, nos olvidemos de los tabús y entendamos que escojamos la forma que escojamos para divertirnos, lo importante es nunca olvidarnos de la emoción latente que siempre ha estado en nuestro interior.
Porque cualquier momento, es bueno para emocionarse!
Agradecemos a Cadenas de Casinos Newport por permitirnos participar de esta experiencia tan enriquecedora y a su vez invitarnos a su próxima inauguración del Casino Oasis Palace que será este viernes 02 de marzo en el distrito de Independencia.
Gracias!
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