Por haber nacido mujeres nos ha tocado enfrentar una serie de estereotipos y paradigmas limitantes con los que día a día nos frena nuestra sociedad. “Que tú no debes o no puedes, porque eres mujer” Y es que nos hemos creído eso que nos contaron desde muy pequeñas ese cuento con el que configuraban nuestro chip haciéndonos creer que para poder ser con libertad o que para poder desenvolvernos plenamente en la sociedad debíamos ser la “señora de”, tener una pareja estable que pueda “mantener el hogar”.
Porque claro nosotras “no podemos”, porque “ellos son los que económicamente hablando ganan mucho más”, porque son los que normalmente “ocupan los cargos de jefatura o gerencia” y que nosotras estábamos únicamente creadas para la reproducción y hacernos cargo de nuestros hijos. WTF!!
Claramente esta percepción ha ido cambiando mucho y en la actualidad se ve una mayor participación de las mujeres, conquistando espacios que antes se creía eran solo del sexo masculino. Pero aun así se sigue creyendo que el rol por obligación, de las mujeres, es la casa. Es por ello que, si ganan más oportunidades de desempeñarse en lo profesional también deben ganar más responsabilidades porque aparte de lo laboral deben hacerse cargo de las cuestiones del hogar.
Pero ¡no! Hoy en día existen un sin número de mujeres que demuestran que para poder ser o existir con libertad no necesitan tener a alguien del sexo masculino que les de seguridad, porque rompen esquemas y demuestran que pueden ser ellas mismas capaces de lograrlo todo, que rompen las etiquetas incursionando en carreras profesionales o deportes que solo eran bien vistos en varones, que no han dejado de ser madres pero que si han recuperado sus sueños porque ya no sacrifican su vida y sus sueños por la de sus hijos. Puesto que han dejado atrás esa generación abnegada para dar paso a una generación capaz de “hacer que las cosas sucedan” que se han dado cuenta que solo tienen esta vida como la única oportunidad para cumplir sus sueños y sin embargo no dejar de ser amigas, hijas, hermanas o madres.
En esta transición, hay tantas cosas que están cambiando como sentimientos, pensamientos y perspectivas que vienen desde nuestro interior cambios realmente poderosos que no modifican físicamente nuestro cuerpo o nuestro rostro, pero si nuestro semblante y la nueva actitud con la que queremos enfrentar la vida, esas ganas de querer comernos el mundo porque cada vez somos más mujeres despertando de este encadenante sueño que mantuvo oculto todo nuestro poder y sabiduría.
La reinvención de etiquetas o mejor desetiquetas
Es justamente en casa donde nos enseñaron que no debemos comportarnos de tal forma, mucho de esto nos lo reforzaron en la escuela, en el barrio y en cada una de las experiencias que nos tocó vivir. En los hombres, uno de esos “debes o no puedes” fue: ellos deben mostrar rudeza, no deben jugar con barbies, pero si con carros, no deben llorar y deben elegir cierto patrón de colores porque hay un perfil con el que debemos cumplir. En el caso de las mujeres debemos vestir de tal o cual manera: con faldas para “ser más femeninas” o que no podemos usar ropa corta porque “tú no sabes lo que te podría pasar en la calle” pero yo me pregunto: ¿por qué me enseñan a sentir miedo? ¿Porque debo aprender a cohibirme?, ¿por qué debo también someterme y no ponerme en pie de lucha? Y es que yo no me siento débil, me siento tan fuerte como para enfrentarme y defenderme! Y eso es lo que realmente deberíamos enseñarle a todas. Pero fue muy simple la respuesta: “para poder sobrevivir”.
Existen pocos hogares en los que realmente te enseñan la diferencia, ojalá existieran más personas “absurdas” o “raras” que enseñen y demuestren lo realmente importante para vivir en una sociedad en igualdad de oportunidades. Las marcas “ayudan mucho” y te facilitan el trabajo porque tienen muy presente, bajo las etiquetas que se manejan en nuestra sociedad, el tipo de regalos que debe recibir una niña y un niño.
Cambiar la perspectiva no solo depende de nosotros como sociedad civil sino que también del gran poder de influencia que poseen las marcas como un referente no solo de un producto en sí, sino como un referente con principios y valores, como esa marca amiga que te aconseja y toma conciencia para ayudarte a cambiar de perspectiva, mostrarte otros caminos y empoderarte.
Cambiar la perspectiva y des – etiquetarnos a nosotras como mujeres que deben seguir un patrón, es permitir la liberación también de los hombres y con ello coexistir con marcas más diversas con lo que ofrecen, que no parametran sino que te empoderan para conquistar otros estilos, otros espacios, otras formar de disfrutar tu vida.
Gracias!
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